"Regenta"

 

Un mes después del fallecimiento del monarca en el palacio de El Pardo el 25 de noviembre de 1885, su viuda acude al Palacio de las Cortes y jura acatar las leyes constitucionales y guardar fidelidad al titular de la Corona.

La escena no deja de conmover a quien la contempla; el rostro inclinado de la joven reina, su semblante afligido armoniza con su riguroso luto, el de las damas de la Corte y el de las dos pequeñas infantas, María de las Mercedes y María Teresa situadas junto a su madre.

Frente a la reina regente y sosteniendo los textos legales se sitúan los dos líderes del sistema bipartidista de la Restauración: Antonio Canovas del Castillo por el Partido Conservador y Práxedes Mateo Sagasta por el Partido Liberal.

La situación que se vive no tiene precedentes en la historia de España; a la tragedia de la repentina muerte del joven rey se suma la ausencia de un heredero varón para la sucesión de la Corona, según establece el artículo 60 de la Constitución de 1876 entonces vigente, y la incertidumbre del sexo del hijo que la reina viuda lleva en sus entrañas.

El día 17 de mayo de 1886 nacía el nuevo rey, Alfonso XIII, y hasta su mayoría de edad su madre ejerció como regente respetando y haciendo respetar las normas constitucionales y consolidando la recién restaurada monarquía borbónica. Durante los años de regencia se aprobaron importantes leyes como la del sufragio universal, asociaciones y jurado, viéndose sólo ensombrecida la labor de la reina por la guerra con Estados Unidos y la pérdida de las últimas colonias.

A pesar de la frialdad y de las reservas con que el pueblo español recibió a la joven regente, con los años fue ganando el respeto, la admiración y el cariño de los españoles.